Juego de ojos

"Juego de ojos" es la columna que escribo desde hace más de 20 años. Tomé prestado el nombre a Elías Canetti.
A lo largo del blog se alternan las ediciones de la columna con trabajos académicos, ponencias y noticias de libros que he presentado en México y en el extranjero.
(Este sitio dejó de actualizarse a partir del 30 de junio de 2012.)

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lunes, 30 de abril de 2012

Memoria - Hogar y exilio

Miguel Angel Sánchez de Armas

Uno de los grandes encuentros de mi vida
ha sido con la literatura africana. Y en ésta, con
Chinua Achebe en el 2001. Este texto
data de mayo de aquel año.

Desde que hace dieciocho o veinte años tuve mis primeros encuentros con la literatura africana, en particular La conversión del rey Esomba del camerunés Mongo Beti, no me había vuelto a topar con un texto del continente negro hasta que hace unas semanas, en Nueva York, descubrí a Chinua Achebe.

Del “más destacado escritor africano”, según se le describe en la solapa de Hogar y exilio, no encontré referencias en mis diccionarios y enciclopedias en español, otra evidencia de lo aislado que estamos de una literatura con la que tendríamos mucho que compartir. Juzgue el lector si la siguiente frase podría o no figurar en un texto de nuestra herencia prehispánica: “El hombre es un animal que inventa narraciones. Raramente pasa por alto la oportunidad de acompañar sus tareas y experiencias con historias paralelas.”




miércoles, 25 de abril de 2012

Juego de ojos - Crónica de una expropiación*

Miguel Ángel Sánchez de Armas



Campeche, D.F. 25 de abril de 2086


Estimado profesor Reig:


En el reservorio documental de la “Biblioteca Manuel Cruz Bernés” localicé un análisis del episodio que hace 74 años antecedió a la pasada guerra mundial del petróleo: la expropiación de una empresa extranjera en una nación latinoamericana. Aunque incompleto, el texto abona mi teoría de que las estructuras de dominación imperialista de fines del XIX y principios del XX sólo cambiaron de nombre pero conservaron intacta su capacidad de manipulación política, y que su acción en un ámbito en el que se avizoraba un resurgimiento de nacionalismos regionales llevó a tensiones que desembocaron en aquella conflagración.

Hoy que apenas nos recuperamos de la guerra del agua y no logramos contener la inestabilidad que desató la caída del gobierno norteamericano hace 33 años, urge revisar las lecciones del pasado como lo propongo en mi disertación doctoral . Pronto México será incapaz de mantener el envío de alimentos para paliar el hambre de nuestros antes poderosos vecinos y sin duda deberemos repatriar a las tropas que desde hace algunos años garantizan la paz en la antigua CEE. Esto nos colocará en una situación de vulnerabilidad que no conocíamos desde que la capital de la República se trasladó del altiplano a Campeche.

Pienso utilizar el texto en cuestión para justificar mi hipótesis principal en la tesis. Lo pongo a su consideración y espero sus comentarios:




lunes, 23 de abril de 2012

Memoria - ¡Nunca más!

Miguel Ángel Sánchez de Armas

El pasado jueves 19 se conmemoró el Holocausto,
episodio que será vergüenza de la humanidad
hasta el final de los tiempos y que nunca debemos olvidar.
Publiqué por primera vez este texto en el 2006 y desde entonces
cada año lo comparto con los lectores de JdO.



En el verso de Martin Niemöller, una voz que parece haber perdido la esperanza nos amonesta: Primero vinieron por los judíos / y no dije nada / porque yo no era judío. / Luego vinieron por los comunistas / y no dije nada / porque yo no era comunista. / Luego vinieron por los sindicalistas / y no dije nada / porque yo no era sindicalista. / Luego vinieron por mi / pero ya no quedaba nadie / para hablar por mi.

El silencio y la ceguera inducida o voluntaria casi siempre han ido de la mano de grandes atrocidades. Los bombardeos en Camboya; los campos de aniquilamiento del Khmer Rojo; las limpiezas étnicas en los Balcanes, en Burundi, en Etiopía, en Uganda; la política británica de tierra quemada en Sudáfrica; el Holocausto. En estos episodios, de entre una lista que llenaría cientos de páginas, el silencio y el ver hacia otro lado fue una constante. Las primeras noticias de los campos de concentración nazis fueron relegadas a pequeños espacios interiores por los editores judíos del New York Times para no dar la impresión de que eran manipulados por la propaganda.

En la última semana de abril conmemoramos los “días del recuerdo” del Holocausto. Creo que todo el año debiera serlo. Debemos aprender del pasado. Hay que prohibir el olvido. En el Yad Vashem de Jerusalém, en el Museo del Aparheid en Johannesburgo, en los memoriales en Riga, Auschwitz, Mauthausen; en el testimonio del Gúlag soviético; en el recuerdo de los Laogai de la “revolución cultural” china, está la memoria que es la única defensa contra las bestialidades en las que nuestra especie incurre cíclicamente y “justifica” con las más terribles doctrinas.

Al revisar los archivos, descubro que desde 1933, aquí y allá, en diarios norteamericanos locales de poca circulación, se dieron noticias que debieron haber sido como focos rojos; compruebo una vez más que las hemerotecas son como dedos acusadores.

miércoles, 18 de abril de 2012

Juego de ojos - El político y el artista

Miguel Ángel Sánchez de Armas

 

Mis avezados lectores se percatarán de que parafraseo el título del famoso ensayo weberiano. Esto, pues me parece que las consideraciones sobre la función de artistas y políticos entran en el mismo territorio planteado por el viejo profesor, quien con más claridad que nadie observó que los gobernantes viven en la permanente angustia de ganarse el reconocimiento de sus gobernados (súbditos, ciudadanos, protegidos, lacayos), y que esto los moldea en la convicción de que la política es, dijera la profesora Johannsen, “el mundo en el que los demonios andan sueltos.”

Ahora bien, no pretendo insinuar que todos los artistas sean “demonios” para los políticos, pero si examinamos cualquier época encontramos que artistas y gobernantes son ingredientes de un cóctel explosivo, una dupla catastrófica… y no por culpa del arte. El espíritu crítico que suele acompañar al quehacer artístico irrita al poder, y sus personeros no tienen reparo en utilizar métodos sutiles o burdos para acallar a los artistas cuando se les considera un peligro.


lunes, 16 de abril de 2012

Memoria - Censura, sociedad y política

Miguel Ángel Sánchez de Armas

(Esta edición de JdO es del 4 de febrero del 2009) 

Cuando allá por 1740 don François Marie Arouet -mejor conocido por su nom de guerre: “Voltaire”-, tuvo noticias de que el gobierno de Francia había mandado incinerar en la plaza pública cuanto ejemplar de sus Cartas inglesas fue posible confiscar, exclamó maravillado: “Hombre, cómo hemos progresado: antes se quemaba a los escritores… hoy únicamente a sus libros. ¡Esto es civilización!”

Doscientos años después, James Joyce se quejaba en carta a su editor norteamericano: “No menos de veintidós editores leyeron el manuscrito de Dubliners, y cuando, por último, fue impreso, una persona muy amable compró toda la edición y la hizo quemar en Dublín —un nuevo y privado auto de fe.”

miércoles, 11 de abril de 2012

Juego de ojos - Memoria de Los heraldos negros

Miguel Ángel Sánchez de Armas

 

El traje que vestí mañana
no lo ha lavado mi lavandera:
lo lavaba en sus venas otilinas,
en el chorro de su corazón, y hoy no he
de preguntarme si yo dejaba
el traje turbio de injusticia.

Trilce


El 15 de abril se cumplen 74 años de la muerte de César Vallejo, un mes después del aniversario 120 de su nacimiento. A casi cien años de que el poeta peruano comenzara a dar a la poesía universal su impronta memorable, su obra sigue igual de vigorosa y vigente, quizá más porque escasos han sido los grandes bardos que puedan opacar su legado. Esto lo apunto como dato y con cierta tristeza.

¿Habría quien dijera de Vallejo, a su muerte, lo que Pope de Newton? También los poetas dispersan las tinieblas y crean la luz con la palabra. Espero que esto no sea una exageración. Creo que con un alud de imaginación y originalidad, el peruano le torció definitivamente el cuello al cisne modernista de muy engañoso plumaje para dar a luz la poesía vanguardista y comprometida que causó escozor en la sociedad peruana de su época, como habría de suceder en otros lares en donde surgió, incluso en aquellos “más desarrollados”. Pienso en Archibald MacLeish, contemporáneo de Vallejo, quien desde la capital del imperio postuló que la poesía y la revolución política encuentran terreno común en un mundo cambiante: “Hay una muy buena razón por la que la relación de la poesía con la revolución política debiera interesar a nuestra generación. La poesía, para la mayoría, representa la intensa vida personal del espíritu único. La revolución política representa la intensa vida pública de una sociedad con la cual el espíritu único debe, pero no debe, hacer su paz. La relación entre ambas contiene un conflicto que nuestra generación entiende: el conflicto entre la vida personal de un hombre, y la vida impersonal de muchos hombres.”

miércoles, 4 de abril de 2012

La aventura de leer - Llora, el país amado...



Miguel Ángel Sánchez de Armas

Este artículo es parte de
un libro en preparación.

De tarde en tarde llega a nuestras manos un libro que se nos mete al corazón y a las entrañas y nos conmueve hasta las lágrimas. Todo lector ha vivido esta experiencia por lo menos una vez en la vida y existen afortunados que la experimentan una y otra vez. Es el caso de Llora, el país amado del sudafricano Alan Stewart Paton, un autor que descubrí en las memorias de un periodista norteamericano -aunque debo apuntar que la verdad sea dicha, en materia de lecturas no hay casualidades.

Alan Paton nació en Pietermaritzburg, Natal, África del Sur, en 1903, unos siete meses después del fin de la guerra bóer. Su padre, un inmigrante escocés, era un estenógrafo de los juzgados y un aspirante a poeta. La familia de su madre era la tercera generación de colonos británicos en Natal. Sus primeros recuerdos fueron de la belleza del mundo a su alrededor, el esplendor de las flores y el trinar de los pájaros. También se deleitaba en las palabras y en los cuentos, incluyendo narraciones bíblicas que sus padres, integrantes de la estricta secta de los cristadelfos, le leían. Su padre, poco ilustrado pero muy creyente y muy devoto, golpeaba a sus hijos para hacerlos hombres de bien. Alan fue un lector precoz y de niño descubrió a Scott, a Dickens y a Brooke.

Esta formación lo convirtió en un radical opositor a la violencia y a los castigos, rasgo que habría de singularizarlo como maestro, político y escritor en el país cuna del apartheid, la terrible doctrina segregacionista oficial del gobierno sudafricano.

lunes, 2 de abril de 2012

La aventura de leer - Una hacienda africana

Miguel Ángel Sánchez de Armas





Este artículo es parte de un libro en preparación.

 Olivia Emilia Albertina Schreiner nació un 24 de marzo del año del Señor 1855 en una pequeña estación agrícola de Wittenberg, actual Lesoto, y fue la novena de los doce hijos de Gottlob y Rebeca, una pareja de predicadores calvinistas que escuchó el llamado del Señor y viajó de Inglaterra a Sudáfrica para evangelizar a los paganos. Tristemente, parece que el matrimonio tuvo mayor éxito en echar hijos al mundo que en convertir a los nativos en el vasto territorio del Cabo. Además, Gottlob quiso combinar el púlpito con el comercio y los severos clérigos en Londres lo despidieron.

Schreiner debió haber sido un ejemplar singular. Me lo imagino chaparro, terco, grueso y fuerte; un rubicundo teutón lleno de complejos y enojado con el mundo que lo arrumbó en el confín de la tierra entre salvajes ignorantes. Pero si bien imponía con mano de hierro el temor a Dios en su casa, no fue buen comerciante y fue de fracaso en fracaso hasta su muerte en la bancarrota en 1876.