Juego de ojos

"Juego de ojos" es la columna que escribo desde hace más de 20 años. Tomé prestado el nombre a Elías Canetti.
A lo largo del blog se alternan las ediciones de la columna con trabajos académicos, ponencias y noticias de libros que he presentado en México y en el extranjero.
(Este sitio dejó de actualizarse a partir del 30 de junio de 2012.)

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jueves, 29 de marzo de 2012

Juego de ojos - Un mundo en guerra

Miguel Ángel Sánchez de Armas

A Magsa, en su día.



Al comentar la rapiña romana en la conquista de Bretaña y cómo después de la destrucción de Cartago los soldados imperiales labraron la tierra con sal para que jamás volviese a florecer la vida, Cornelio Tácito consignó para la historia la frase que hasta hoy parece explicar las conductas de potencias que se disputan los territorios del mundo: “Hicieron un desierto y le llamaron paz”.

En un espléndido artículo publicado tiempo ha, el periodista norteamericano Alejandro Gómez recoge la siguiente anécdota: “Napoleón explica a su canciller, el pragmático y sagaz Talleyrand, su estrategia para consolidar la ocupación de España, y éste le responde: “'Sire, las bayonetas sirven para muchas cosas, menos para sentarse sobre ellas”'.

¿Podría un ignoto historiador reseñar una era, por breve que fuera, que se hubiese significado por una paz casi absoluta? Lo dudo mucho. Desde las disputas con piedras y mazos de hueso entre homínidos y homo-sapiens (¿recuerda el lector la espléndida primera escena de Odisea 2001?) hasta, los dioses no quieran, la cuarta guerra mundial que según la aguda observación de Einstein se libraría con piedras y palos, parece que nuestra humanidad está condenada a vivir inficionada con un virus más mortal que el SIDA: el del agresivo tribalismo-nacionalismo-patrioterismo-religioserismo (TNPR) que incubó heroicos episodios que van desde las guerras púnicas hasta la campaña del desierto, pasando por Grunwald, Trafalgar, Crimea, las dos guerras mundiales, la guerra civil española y un largo etcétera, sin olvidar el bello lance en que la estupidez imperial de la Pérfida Albión se enfrentó a la estupidez patriotera de los milicos argentinos en las Falklands – Malvinas, escaramuza que fue notable sólo porque el torturador Alfredo Astiz, llamado “el ángel de la muerte”, fue el primero en rendirse tembloroso cuando frente a sí tuvo a soldados armados y no a monjas atadas de pies y manos.   

domingo, 25 de marzo de 2012

Documento - Diario de prisión de un guerrillero urbano

Miguel Ángel Sánchez de Armas





(Publiqué este texto en seis partes entre diciembre de 2004 y enero del 2005 en el semanario xalapeño Punto y Aparte en donde aparece semanalmente la columna “Juego de ojos”. Creo que es un documento importante para entender aquellos años de la “guerra sucia” mexicana. A continuación el texto íntegro, como fue fue entregado en una copia al carbón por “Elías” un frío domingo a media mañana en su celda del penal de Topo Chico en Monterrey.)



En diciembre de 1978, en el penal de Topo Chico en Monterrey, “Elías”, preso político, me entregó el testimonio escrito de su participación en la guerrilla urbana y su vida en prisión para que lo publicara “cuando las cosas cambiaran”.
Tuvieron que transcurrir más de seis lustros, pero “las cosas cambiaron”. Tanto, que el policía que lo arrestó y torturó, a su vez fue internado en la misma cárcel y está sujeto a un proceso penal por una fiscalía especial que investiga la guerra sucia mexicana.
Estas cuartillas recogen la visión de un joven que eligió el camino extremo. Personalmente estoy en desacuerdo y así se lo hice saber al autor, pero el periodista tiene la obligación de recoger todas las voces, y la de “Elías” nos recuerda una dolorosa parte de la historia de México que no debemos olvidar para que nunca se vuelva a repetir.
Salvo algunas correcciones ortográficas, lo presento tal y como me fue entregado aquella fría mañana de domingo hace ya 26 años, en otro México.


En 1968 tuve relación con la problemática de la guerrilla. Por esos días estudiaba en una Escuela Superior de Agricultura, recién fundada en Ciudad Mante. Tamps. Era un estudiante de escasos recursos económicos, por eso trabajaba y estudiaba al mismo tiempo.
Esta escuela de agronomía, fue fundada por un grupo de profesionistas de ese lugar en 1965. Los primeros años funcionó por cooperación, mientras era reconocida por el Gobierno del Estado. Algunos comerciantes, agricultores y sindicatos de obreros y campesinos de la región, daban su apoyo económico. Pero el más importante respaldo fue el de los profesionistas, que impartieron clases gratuitamente más de tres años, y el de los obreros y campesinos cooperativistas del Ingenio del Mante: empezaron por prestarle a la incipiente escuela un edificio de la cooperativa, luego acordaron darle una determinada cuota económica por cada tonelada de caña de azúcar, y por último, entre otras cosas importantes, le donaron parte del terreno que actualmente ocupan sus modernas instalaciones. Con el nombre de General Lázaro Cárdenas del Río fue bautizada la escuela a petición de ellos; porque en el régimen presidencial de éste le fue expropiado a Elías Calles dicho ingenio cañero, hoy convertido en cooperativa.

         Naturalmente que quienes integramos el alumnado de esta escuela, éramos jóvenes de precarios recursos económicos por lo que no podíamos realizar estudios en otras ciudades distantes, además de que no se contaba con escuelas de nivel superior.

Por mi parte, era de los contados casos de estudiantes que habían llegado de fuera de la región, pues mi lugar de origen es Río Bravo Tamps., donde viven mis padres y mis trece hermanos menores. Hacía varios años que me había convertido en esa especie de estudiante peregrino que sin dinero y a puro valor marino se van a buscar trabajo en las ciudades que tienen escuelas superiores, donde pretenden su superación personal.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Juego de ojos - El casco de Juan Pablo II

Miguel Ángel Sánchez de Armas

El miércoles 31 de enero de 1979 una fotografía dio la vuelta al mundo: tocado con un casco siderúrgico, incluidos lentes de cobalto, Karol Wojtyla se convertía en el Papa obrero. El heredero de un pescador se identificaba con los trabajadores industriales del mundo desde un puente en una ciudad del norte de México. Hay en esa foto una suerte de homenaje por partida doble a la lucha de Solidaridad: un pontífice polaco y un obrero de su iglesia.

Fue el toque maestro de la primera visita papal a México, un recorrido preñado de simbolismos que marcó un hito en la mercurial relación entre el Estado mexicano y la iglesia católica. Hay una relación causal entre la presencia de Juan Pablo II en nuestro país y la reforma constitucional de 1993 que daría un giro de 180 grados a las relaciones con el Estado vaticano.

En aquel año hubo especulaciones encontradas sobre este gesto del Papa que no estaba en el programa y que nadie esperaba. Por diversas vías supe de versiones que lo hacían una estratagema calculada, una suerte de provocación al gobierno de López Portillo desde la sede de sector empresarial más compacto, más combativo y más antipriista del país, dolido aún por el asesinato de Eugenio garza Sada, del que muchos responsabilizaban al anterior gobierno de Luis Echeverría. Otras sostenían que había sido maniobra del gobierno dirigida al conservador grupo industrial regio, operada desde la Fundidora Monterrey, siderúrgica recién rescatada por el Estado y sede de la Sección 67 del Sindicato Minero, la caballería ligera del radicalismo rojo según los mismo ideólogos que denunciaron al lopezportillismo en el caso Garza Sada.

Ahora que en unas horas se inicia la quinta visita papal a México en 33 años, puedo dar a conocer la verdadera historia de aquella fotografía: fue un hecho sí deliberado, pero sin aquellas connotaciones: el casco y los lentes eran míos. Yo mandé ponérselos a Juan Pablo.

Para los jóvenes que no saben de qué hablo, aquí dos tomas del Puente de San Luisito sobre el río Santa Catarina en Monterrey -desde entonces “puente del Papa”- al atardecer del miércoles 31 de enero de 1979:




sábado, 17 de marzo de 2012

Ensayo - El cuento y sus autores

Dr. Miguel Ángel Sánchez de Armas


“En las horas críticas, sólo salvará su cabeza el que la haya perdido”.

Chesterton

(Este texto es la introducción de un libro que preparo)

Edmundo Valadés sostuvo que en un cuento, la única posibilidad que el autor tiene de ser reconocido pasa necesariamente por el estilo.

“Es la marca de fábrica, la manera personal de contar la historia, de tender a su estructura, de perfilar personajes, de manejar el idioma. De tramar un cuento que resulte inolvidable, como también lo será él mismo”[1], expresó el autor de La muerte tiene permiso.  
En la vida cotidiana el estilo es la personalidad. Es todo aquello que caracteriza a un ser humano determinado y que refleja en su entorno más inmediato. También en literatura el estilo es parte de la personalidad del escritor, aunque en el proceso creativo el estilo se refiere a la manera en que un autor se vale de ciertas leyes, normas y técnicas, para expresarse. El estilo es la manera de hacer las cosas y siempre está presente en la literatura. Puede ser bueno, malo, excelente o regular, pero cuando está ausente, cuando del texto se deduce el parentesco con el idioma sólo por la presencia de las palabras, puede haber escritura, mas no literatura.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Juego de ojos - Recuerdo de El Gran Cronopio

Miguel Ángel Sánchez de Armas

 

Este año la República de las Letras se alista para los fastos conmemorativos del 50 aniversario de Historias de cronopios y de famas de Julio Cortázar. Casi sin sentir el tiempo se nos fue entre lecturas y ahora resulta que este manojo de cuentos cortazarianos que nació cuando yo era adolescente llega al medio siglo. Mas para quienes tuvimos la fortuna de alcanzar ciudadanía en la RdL los años tienen un efecto inverso al de otras latitudes: nos rejuvenecen.

Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, José Lezama Lima, José Donoso y quizá algunos más, dieron nueva vida y razón a la forma de contar en historias de ficción la vida de América Latina. Encontraron la faceta cosmopolita del lenguaje de su tierra y ése fue su regalo al mundo y a la literatura universal. El secreto de esa generación de escritores, que mostró una cara diferente del latinoamericanismo, fue descubrir una fórmula nueva y única de narrar.

sábado, 10 de marzo de 2012

Juego de ojos - Fábula de la rana y el alacrán

Miguel Ángel Sánchez de Armas




La declaración de López Obrador sobre la postulación izquierdista de Manuel Barlett (“ya evolucionó y actúa con rectitud”, Milenio), confirma la irrefutable sentencia del llorado Jesús Hernández Toyo sobre la condición de los políticos, y me lleva a la conclusión de que por ganar un voto, un pequeño espacio, un byte en el  noticiario, hay quienes están dispuestos a sacrificar todo principio… o a vender a sus abuelitas, como no se cansa de repetir la mía.

López Obrador “dio la bienvenida a todos los políticos y ciudadanos defensores del interés de la nación. Incluso, a quienes con un pasado cuestionable con el tiempo han modificado su forma de ver el rumbo del país” (La Jornada). Y abundó: “En política, suele pasar que gente que tiene posturas no muy adecuadas va cambiando, porque el ser humano evoluciona. Conozco muchos ejemplos […] En los tiempos recientes Manuel Bartlett ha tenido una actitud consecuente, me consta, en la defensa del petróleo”.

Mis lecturas - Llora, el país amado... de Alan Paton

 
Miguel Ángel Sánchez de Armas

De tarde en tarde llega a nuestras manos un libro que se nos mete al corazón y a las entrañas y nos conmueve hasta las lágrimas. Todo lector ha vivido esta experiencia por lo menos una vez en la vida y existen afortunados que la experimentan una y otra vez. Es el caso de Llora, el país amado del sudafricano Alan Stewart Paton, un autor que descubrí en las memorias de un periodista norteamericano -aunque debo apuntar que la verdad sea dicha, en materia de lecturas no hay casualidades.

Alan Paton nació en Pietermaritzburg, Natal, Africa del Sur, en 1903, unos siete meses después del fin de la guerra boer. Su padre, un inmigrante escocés, era un estenógrafo de los juzgados y un aspirante a poeta. La familia de su madre era la tercera generación de colonos británicos en Natal. Sus primeros recuerdos fueron de la belleza del mundo a su alrededor, el esplendor de las flores y el trinar de los pájaros. También se deleitaba en las palabras y en los cuentos, incluyendo narraciones bíblicas, que sus padres, integrantes de la estricta secta de los cristadelfos, le leían. Su padre, poco ilustrado pero muy creyente y muy devoto, golpeaba a sus hijos para hacerlos hombres de bien. Alan fue un lector precoz y de niño descubrió a Scott, a Dickens y a Brooke.

Esta formación lo convirtió en un radical opositor a la violencia y a los castigos, rasgo que habría de singularizarlo como maestro, político y escritor en el país cuna del apartheid, la terrible doctrina segregacionista oficial del gobierno sudafricano.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Juego de ojos - El síndrome Genovese

Miguel Ángel Sánchez de Armas 

Leo en el periódico y veo en el noticiero con frecuencia casi cotidiana que aparecen narcofosas a lo largo y ancho del país, que asaltantes armados acribillan a la luz del día a quienes les oponen la mínima resistencia, que un asesino serial opera con rutina escalofriante a lo largo de una concurrida ruta de transporte popular y que, apresado, escapa en circunstancias fantásticas.

Y me percato, no sin agobio, que mi sentido del escándalo se ha hipotrofiado. Proceso la información numérica (tantos cadáveres allá, tantos acullá) mientras que el significado profundo de los hechos se va en automático a una zona de protección emocional en donde se fagocita, supongo que como parte de un mecanismo de defensa social. Sé que esto pasa en las guerras. Quien haya estudiado el comportamiento de los combatientes desde Crimea hasta Iwo Jima encontrará una constante: la tragedia se convierte en un dato cotidiano, pierde su carácter de amenaza, se diluye. Por eso los vivos pueden seguir en el combate. Las consecuencias vendrán después.

martes, 6 de marzo de 2012

Celebración - García Márquez cumple 85 años

Gabo García Márquez cumple años y la República de las Letras está de gala. No es para menos. Todos quienes amamos, veneramos y vivimos en gratitud con la palabra lo celebramos.
Así que con permiso de mis 272 visitantes (que no sé si sean lectores), echo al ruedo mi cuarto de espadas.
Primero, lo que mi admirado y querido Humberto Musacchio publica en su columna este día:
"En varias obras enciclopédicas Gabriel García Márquez aparece como nacido en 1928, pero otras consignan 1927 como el año de su arribo al mundo. Incluso, el Pequeño Larousse Ilustrado que databa su nacimiento en 1928, en una edición reciente hizo la corrección. Para acabar con las dudas, Colombia celebra los 85 años del divo de las letras y lo da por nacido el 6 de marzo de 1927, lo que está muy bien. Un tabloide de la ciudad de México se unió a la celebración y ayer publicó La soledad de América Latina, texto que presentó como el “discurso del escritor… al recibir el Premio Nobel de literatura”. En realidad es el texto de la llamada Conferencia Nobel, que se celebra un día antes de que el rey de Suecia entregue los muy codiciados galardones, acto en el que los recipiendarios no dicen palabra alguna."
Luego una de mis fotos favoritas seguidas de la edición de Juego de ojos del 24 de marzo de 1997 escrita en ocasión del cumple setenta del autor de Cien años de soledad, libro que con todo y lugar común, sí marcó mi vida (de cuyas páginas puedo citar de memoria, con los cuates, en la cantina o en la feria del libro a la que me inviten). Va, pues.


Juego de ojos...
  
n Periodismo, literatura y erudición

Miguel Angel Sánchez de Armas
(24 de marzo de 1997: con el formato viejito)

Gabriel García Márquez detesta las entrevistas, según sé. Hace bien. Su oficio es escribir. Más libros y menos declaraciones, eso es lo que queremos sus lectores en todo el mundo.
Viene a cuento lo anterior por los borbotones de tinta que hizo brotar el triple aniversario del escritor. Cincuenta años de periodista, setenta de edad y treinta de Cien años de soledad, no son poca cosa para críticos y analistas. Son fechas mágicas.

domingo, 4 de marzo de 2012

Ensayo - Cultura y comunicación organizacional

Dr. Miguel Ángel Sánchez de Armas

La palabra comunicación proviene del latín communis que significa común.  También en castellano el radical común es compartido por los términos comunicación y comunidad. Ello indica a nivel etimológico la estrecha relación entre comunicarse y estar en comunidad. En pocas palabras,  se está en comunidad porque se pone algo en común a través de la comunicación (Márquez, 2006).

Para que haya comunicación es necesario un sistema compartido de símbolos referentes, lo cual implica un intercambio de símbolos comunes entre las personas que intervienen en el proceso comunicativo. Quienes se comunican deben tener un grado mínimo de experiencia común y de significados compartidos (Fernández, 2002).